A lo mejor no sé quién soy ni a dónde voy, pero quizás basta
con saber de dónde vengo y lo que no quiero.
Entiendo que la vida es experimentar: hacer ese viaje,
llamar a esa persona, lanzarte a aquella aventura, probar ese nuevo deporte,
decir sí a ese absurdo reto, dejar ese trabajo, aceptar aquel otro que ni
imaginabas, visitar ese restaurante, probar ese nuevo sabor, crear esa textura,
intentar escribir e ¡incluso conseguirlo!, hacer un intento de lo que podría
ser un cuadro. Hacer ejercicio, dejar de hacerlo y volver a retomarlo. Comer
sano y zamparte ese lado con extra de chocolate. Leerte ese libro, comprarte
ese vestido caro, hacer ese regalo...decir “Sí, Voy”, “Si, Vamos”.
Todas esas cosas que realmente, y por más que intentes
convencerte de lo contrario, sabes que no son cuestión de dinero ni de tiempo,
sino de tener el valor de arriesgarte y “echarle
huevos”.
Y es que a veces, no se trata de ir entrando sino más
bien de ir saliendo;
No se trata de concentrarte, sino de dispersarte; De
despeinarte y no arreglarte.
A veces no hace falta saber que hora es, ni que va a pasar más
tarde.
A veces es sólo cuestión de seguir tu voz interior
ciegamente, como si la tocaras, como si la vieras.
A veces un simple “No” basta, sin más explicaciones que
no se piden o no son necesarias.
A veces sólo has de aguantar la mirada.
A veces no son los kilos que te sobran, sino el coraje
que te falta.
Casi nunca eres tú, sino yo, enredada en mis telarañas.
A veces es silencio lo que me sobra y otras, lo que me
falta,
Pues suelo hablar de más, pero pocas veces cuando hace
falta.
A veces es el globo que sueltas, otras la piedra que
tiras;
A veces las lágrimas que derramas, otras ese aire que
inspiras.
Siempre habrá un modo de preocuparse y priorizar lo
negativo,
Y si quieres, sólo si quieres, habrá otro para celebrar
constantemente que estás vivo.
A veces, SIEMPRE es sólo tu veredicto.
MoniK
No hay comentarios:
Publicar un comentario